Nuestra Iglesia
Lo que CreemosCreemos que la Biblia es inspirada por Dios, la infalible Palabra de Dios. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”
2a. Timoteo 3.16. La Biblia es la única autoridad dada por Dios que el hombre posee, y por lo tanto, toda doctrina, fe, esperanza y toda instrucción para la iglesia debe basarse en la Biblia y estar en armonía con ella. Debe ser leída y estudiada por todos los hombres y no puede ser plenamente comprendida sino bajo la dirección del Espíritu Santo Lucas 24.45. “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2 Pedro 1.19-21. |
PresentaciónPor cuanto es la voluntad de Dios sacar del mundo un pueblo salvo para la gloria de su nombre, pueblo que constituye la iglesia de Jesucristo, la cual debe estar edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. Efesios 2.20; 1 Corintios 3.11,
Por cuanto se hace necesaria la permanente comunión entre los miembros de la Iglesia, impartir consejos y ser instruidos en la Palabra de Dios para la obra del ministerio, y para el ejercicio de los oficios espirituales provistos en la Santa Biblia, Por cuanto esta comunión establecida por Dios es sostenida por el Espíritu Santo, y Él es el que establece en su Iglesia, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, misioneros etc., Nos reconocemos como miembros del cuerpo de Jesucristo, y por lo tanto, hermanos en la fe, todos los que profesamos los mandamientos establecidos por el Espíritu Santo, en cumplimiento de la gran comisión dada por el Señor: Mateo 28.19-20; Marcos 16.15-20; Lucas 24.45-49; Juan 20.20-23, y en Hechos 2.38-39: “Y Pedro les dijo: arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos 8.16; Cf: Hechos 10.43-48; 19.1-7). Declaramos esforzarnos para guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, profesando nuestra adoración a un Señor, poniendo en práctica una fe y un bautismo, ya que tenemos solamente un Dios y Padre de todos y en todos: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” Efesios 4.3-6 |